A fines de 1946 y principios de 1947 se lleva a cabo la "Guerra de los pingüinos".
Desde las bases norteamericanas del Mar de Ross, al Sur de Nueva Zelanda, se desplegó una enorme fuerza naval y aérea al mando del Almirante Richard Byrd para destruir las Bases alemanas en la Antártida.
La operación fracasa con grandes pérdidas y bajas.
El Almirante Byrd declara en febrero de 1947 que es necesario para EE. UU. tomar acciones defensivas contra aviones de combate enemigos que vienen de las regiones polares: en caso de una nueva guerra EE. UU. serían atacados por aviones que pueden volar de un polo al otro con increíble velocidad".
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