La expedición alemana "Schwahenland" se efectuó precisamente en la región que está líbre de los grandes casquetes glaciares.
Penetraron en línea recta en dirección al Polo Sur partiendo del "gran muro helado" que supone la enorme barrera de hielos de un iceberg de kilómetros, desde la longitud 0 hasta el Este y hacia el Oeste a lo largo del paralelo 70. Los pilotos
sobrevolaron en varios de sus diversos viajes de exploración una región cercana al Polo, en pleno corazón antártico, que fue descrita como llena de ondulaciones, sin rastro siquiera de hielos y poblada de lagos. Los informes de la expedición Schwahenland, fueron acogidos con cierto estupor. No resultaba lógico que el proceso normal de endurecimiento del clima, conforme se avanza desde los márgenes antárticos hacia el centro, se viera interrumpido y sufriera regresión hasta convertirse en un clima lo suficientemente templado para permitir la existencia de lagos líquidos y
colinas erosionadas cubiertas de verdor. Por fuerza -o el caso iba en contra de lo que se conocía de la naturaleza- allí debía hacer todavía más frío que en las regiones marginales. Pero la seriedad de un equipo de científicos tan prestigioso prevaleció sobre toda duda. Había que admitir aquella "absurda" realidad. Y, no obstante, desde luego, esperar una confirmación, la que tardó ocho años en llegar, pero llegó, avalada de suficiente documentación y testimonios como para que no se discutiera; fue la expedición del Almirante Byrd.
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